#ElPerúQueQueremos

Salvaje

una mujer estadísticamente  incorrecta

Eres un huracán girando en mi cabeza. Eres la musa que siempre soñé.

Publicado: 2013-06-10

Recuerdo como si fuera ayer ese evento callejero. De pronto alguien dijo tu nombre, mejor dicho, tu nombre salvaje. Todos voltearon y tu bajabas de la bicicleta llena de energía. Fuiste un brisa tibia que todos festejaron; algo dentro mio dijo ¿eh?

No te voy a negar que el verte fue delicioso. Tu belleza resalta porque eres tu misma, no un avatar comercial. Amo la belleza no producida, alguien que la mañana siguiente no es una mutación de tus recuerdos.

Yo traté de seguir en lo mio. Estaba en un mundo desconocido ese día, excitado, inmerso en la vorágine de hacer todo lo que se me pasa por la cabeza cuando estoy en esos estados. De pronto te acercaste y sin decir mucho empezaste a ayudar. Yo vociferando que era el maestro parrillero y tu la asistenta del maestro. Y así nos quedamos jugando durante 80 chorizos y no sé cuántos hot dogs.

Yo me preguntaba de qué planeta habías caído, llegado, aterrizado y si básicamente eras humana. El clic fue inmediato, ya estaba pseudo enamorado de ti desde que la luz reboto en tu cuerpo, pero el irte conociendo, desenfadada y sin mucha pose o salvaguarda social me dejaba cada vez más metido... y con mayor cargo de conciencia. 

Y es que esa misma tarde, para impresionarla, había invitado a la que sería mi futura ex. No tenía nada saliendo con ella y ya desde que habías llegado me arrepentía de la invitación y lo estúpido de querer mezclar papas con camotes; me hiciste saber que su energía no era la que quería en mi vida, pero no hice nada. Ella no es de las almas que nos dejamos llevar por el instinto y soltamos nuestra energía de manera desaforada. Esperé que no llegará, pero apareció poniendo todo el peso del cortejo sobre mis hombros. Eras tu a quién quería tener al costado y esa sensación de fluidez que nos llenaba. Era contigo con quien conectaba en cada uno de los comentarios y bromas que hacíamos.

No entendiste qué pasó. De pronto me alejaba de esa química tan fuerte que nos había atrapado. Sufrí, sufrí sin darme cuenta hasta que se fue y me sentí liberado. Ahora podía volver a mirarte, con remordimiento, pero fiel a lo que sentía. Quería volver a jugar como cuando el mundo es hermoso.

La noche avanzó y terminamos dentro de la casa. Unos amigos tuyos empezaron a tocar el cajón y tu, mirándome a los ojos, te prendías fuego sobre la pista de baile. Algo te tenía poseída y saltabas como si lo único que quemara fueran tus pies y el resto del cuerpo controlado por algo poderoso. Algo que no se verá en esta tierra hasta tu siguiente reencarnación. Yo te miraba absorto eras una marioneta hidráulica con gracia infinita.

Los músicos se cansaron y sin mayor cuidado te agredí poniendo una canción tonta. Tu mirada perturbada preguntaba ¿por qué? Yo era un imbécil. Me perdonaste en ese corazón inmenso que (creo) tienes y volvimos a jugar, a juntar las miradas y conectar nuestros pasos en un cortejo que no sería.

Las horas volaron y la energía se disipaba, eran horas de sueño y subimos tu bicicleta a mi auto. Ni se me cruzó que había tomado, no existen riesgos en el cortejo, solo quería estar contigo y exprimirle el último segundo posible a tu compañía. Tontamente, le era fiel a mis inseguridades enmascaradas en belleza. La intriga que nació era casi tan grande como el tiempo que pasó para que nos volvamos a encontrar.

Y acá estoy, teniendo que escribir ya que hoy se me sale por los poros el quererte decir un montón de estupideces que todavía no sé si siento de verdad, pero que la ansiedad explota por decir. Nada, por lo que más quiera en esta vida juro que no la cagaré. Haz trazado un camino y a tu manera estas respondiendo. Espero. Si hay algo que quiero hacer bien en esta vida es que juguemos con esa pasión que llevamos dentro y nos carga mutuamente. Quiero hacerte el amor hasta que grites de placer y sentir como tu cuerpo se dobla cuando te agarre de la cintura y te levanté para tenerte encima y sentir tus pechos cerca a mis labios. Quiero escucharte pedirme que te muerda y abstraerte con la mirada fija en tu iris. Que seamos animales en un cortejo obsceno donde la noche nunca acabe y caigamos tendidos cuando las fuerzas nos hayan abandonado.

Y hacerlo totalmente diferente la mañana siguiente.

Eres un huracán girando en mi cabeza. 


Escrito por

hipo

Incontinencia verborrágica


Publicado en

La Mania del Hipo

Incontinencia Verborrágica